Con el ascendente Leo la persona afronta la vida con una gran confianza; y
una seguridad en si mismo que resulta ser una de sus mejores armas para
moverse por “sus dominios”.
Al igual que el ascendente Cancer necesitaba un lugar que le sirviera de
refugio en el que lograr no quedar encerrado, con Leo pasa algo parecido.
Leo no busca un refugio sino un reino; un lugar, un ambiente, una esfera,
en la que brillar y ser en cierto modo admirado. Este lugar puede ser la
familia, los amigos, la pareja, los hijos, los estudios, el trabajo, el
deporte, las conquistas amorosas, o simplemente cualquier hobby en el que pueda
resaltar, etc, etc etc...
No suele resultarle muy difícil lograrlo, ya que a satisfacer esa necesidad
de sobresalir en algo dedica gran parte de su energía, que suele ser
bastante, por cierto. Una energía pro otro lado tan constante como
contundente.
Quizás junto con Aries, Escorpio y hasta cierto punto Capricornio, el
ascendente Leo es uno de los que más energía despliega en “el mundo
exterior”; está muy enfocado a conseguir una determinada serie de logros
“ahí fuera”.
Sin embargo, si el resto de la carta es de tipo pasivo, o Sagitario está
fuerte, el individuo puede simplemente renunciar a esos retos y esos
logros, y comportarse como si ya los hubiera conseguido, apoyándose en un
ego francamente impresionante.
Si hay una predominancia de Tauro o de Venus, simplemente puede dejarse
llevar por una auto-confianza y una auto-complacencia considerables y
comportarse como una especie de rey jubilado y bonachón.
Este último tipo de personas son muy apreciadas por la sensación de
tranquilidad, calidez y absoluta confianza en la vida que desprenden; y son
reconocibles además por el gran hedonismo que muestran.
El hedonismo, el placer, es algo que atrae a Leo como un imán, y es una de
las razones de su visión positiva de la vida; simplemente sabe disfrutar de
ella como pocos.
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Otra razón de esa visión tan positiva es la gran confianza que tiene en si
mismo, y alrededor de la cual crece un o de sus peores y mas conocidos
defectos, que es ni más sin menos que su orgullo y su vanidad.
No obstante hay que tener en cuenta que aunque pueda parecer un defecto, y
de hecho a veces los sea, para Leo en general y para las personas con
ascendente Leo en particular cierto orgullo es casi algo vital.
Si esta vanidad está lisiada o tocada de alguna manera (por algún trauma
infantil, por ejemplo) puede llevarlo a comportarse de manera servir en un
mundo en el que no consigue brillar lo suficiente, absorbiendo mucha de su
energía y apagando su extraversión al mantener una actitud que no le
pertenece.
El ascendente Leo debe cultivar ese cierto ego, más incluso que el Sol en
Leo, ya que es mucho más susceptible que este último. Aún a riesgo de simplificar
demasiado, se podría decir que su vanidad es en realidad tanto su motor
como su combustible.
Es en la forma de moverse donde debe prestar cierta atención; el ego de Leo
a menudo causa mas de una subversión a su alrededor.
Al igual que en el caso del ascendente Aries; el ascendente Leo no debe
caer en la trampa de sentir que es el único individuo que pueblan el
planeta.
También en este caso la cooperación con los demás es fundamental, y así
mismo, también tiene en ellos un efecto saludable en su vida en pareja.
El ascendente Leo puede llegar a ver al mundo y a los demás de una manera
demasiado subjetiva, y a creerse un poco la medida de todas las cosas. Si
quiere que toda su energía vital se exprese de manera correcta y de que su
entorno lo respete de verdad deberá de aprender a desarrollar alguna de las
características de Acuario como son una visión impersonal de las cosas y un
alto sentido de la fraternidad.
Curiosamente, el ascendente Leo está bastante desarmado a la hora de
percibir el lado oscuro del mundo; en esto se parece bastante al ascendente
Sagitario, y es capaz de errores de apreciación increíbles cuando las
circunstancias lo hacen moverse en terrenos o tiempos no tan “luminosos” y
“despejados” como a el le gustaría; esto es algo con lo que suele tropezar
de vez en cuando; aunque debido a su oregullo y a su arrolladora fuerza
vital, suele permanecer poco tiempo en el suelo.
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