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Con el ascendente Sagitario da la impresión de que la vida se viese a
través de un filtro de color de rosa. La imagen del mundo que lo rodea, el
concepto de la realidad en la que vive y en la que se mueve suele
resultarle, por lo menos, aceptable.
El ascendente Sagitario confía en la vida, a veces demasiado, incluso los
de tipo más tortuosamente filosófico (que los hay), incluso ellos confían
en la vida, de manera consciente o inconsciente.
Este ascendente siempre ve una luz al final del camino, siempre hay una
salida en alguna parte del callejón, y la verdad es que por norma general
la vida suele ser menos dura con aquellos donde Sagitario aparece en el
ascendente. A veces da incluso la sensación de que los mima en exceso; la
vida es muy benévola con ellos y la suerte les sonríe muy a menudo.
Esa benevolencia quizás sea la responsable de ese eterno aire de “hijos
únicos” que los acompaña; puede que el resto de la carta lo neutralice,
pero la fe en el mundo que tiene este ascendente es comparable a la que
tiene en si mismo, que no es poca.
Su carácter es, sin embargo mucho menos arrogante y auto-centrado que el de
un Sol en Sagitario. También, al igual que el Sol, este ascendente no se
compromete demasiado con la vida, salvo a nivel moral, ético, o filosófico;
aunque es mucho más dado a la acción y no se pierde tanto en ideas y
abstracciones como el Sol en Sagitario; dentro de sus límites, este
ascendente es mucho más práctico que aquellos que tienen al Sol en ese
signo.
Rara vez se toma la vida muy demasiado en serio, a no ser que el individuo
se embarque en la tarea de darle algún sentido a su existencia, este es un
desafío que en un momento u otro de la vida de cualquier persona con
ascendente Sagitario puede aparecer con bastante fuerza.
Sin embargo, aun cuando este ascendente no se manifieste a nivel
filosófico, aún cuando dé ese famoso carácter más bien acomodado, simple,
simpático, bonachón y algo inquieto y egocéntrico; siempre llegará el
momento en el que tendrá que enfrentarse a la tarea de otorgarle algún
sentido a la experiencia de estar vivo.
Lo normal es que el individuo presente siempre cierta inquietud o interés
por superficial que este sea, sobre la religión o la filosofía; pero si se
mantiene al margen tarde o temprano puede recibir un fuerte golpe a través
de una depresión o una brutal confrontación con la muerte.
Normalmente el ascendente Sagitario enfoca la vida o bien como una cómoda
experiencia, o bien como una aventura externa, pero tarde o temprano
aparecerá la búsqueda filosófica, aunque puede que esta sea debida a
acontecimientos externos a él mas que a una inquietud interior.
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Este ascendente es uno de los más extrovertidos y gregarios de todos, y su
vitalidad desbordante es visible incluso en los Capricornios nacidos bajo
el.
Con esa misma vitalidad afrontan la vida y se enfrentan a ella con
curiosidad y de manera abierta; no suelen echar muchas raíces, (aunque el
resto de la carta puede matizar esto) y por lo general todo lo nuevo es
bien recibido.
Es uno de los caracteres que con más entusiasmo comienza algo, y al que es
más fácil mover a la acción; de hecho se podría decir que hay algo en ellos
que cuando su vida se vuelve muy estática actúa desde dentro aumentando la
inquietud del individuo hasta que este se pone de nuevo en movimiento.
En este ascendente siempre hay algo de nómada; incluso es algo común que
muchos de ellos hayan nacido en un país extranjero o que estén en contacto
durante su formación con gentes de otras culturas por uno u otro motivo.
Son gentes de amplios horizontes, que necesitan mucho espacio vital y para
las que la propia libertad es elemental. Aunque su realismo suele ser
mayor, comparten con los que tienen al Sol en Sagitario ese desinterés por
el lado práctico de la vida y esa inconstancia que tanto caracteriza al
signo. Este es uno de los lados en los que más hay que trabajar con este
ascendente.
Sin duda su capacidad de entrega es considerable cuando está entusiasmado,
pero no se entusiasma fácilmente, o si lo hace, ese entusiasmo dura poco.
Los límites de la realidad cotidiana tampoco le gustan al ascendente
Sagitario, sin embargo le resulta mucho más difícil que al Sol en Sagitario
delegar los aburridos asuntos del día a día en los demás.
Si lo intenta, en especial con su pareja, rara vez la relación durará
mucho. El ascendente Sagitario debe aprender a vérselas con el lado más
monótono de todo lo que le rodea, y a someterse a una disciplina diaria si
quiere que su complejo y rico carácter dé todos los frutos de los que es
capaz y no se quede en una simple promesa.
También hay otra cosa que debe aprender a prestarle a atención debida a
algo que suele ignorar demasiado; su propio cuerpo en general, y su salud
en particular. El ascendente Sagitario se desconecta fácilmente de sus
necesidades y problemas físicos, a veces de una manera hasta temeraria, lo
que le puede originar serios problemas de salud en la madurez.
Suele además idealizar demasiado todo lo que le rodea, en esto se parece
mucho al ascendente Piscis, y no siempre acepta de buena gana los
desengaños que eso le genera.
Estos son los pequeños granos de arena que pueden irritar la poderosa,
intuitiva, y estimulante visión y experiencia del mundo que los nacidos
bajo este ascendente no solo poseen sino que transmiten a los demás; algo
que los convierte en unas de las personas más apreciadas.
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